Por dondequiera que uno mira, en esta isla volcánica sólo se ve belleza. Es, sin duda, una de las islas griegas más dramáticas. La mayoría de los pueblitos están sobre unos acantilados y todas sus estructuras son blancas, lo que contrasta con la tierra de esta isla que en partes es roja, en partes es negra (volcánica) y en otras es gris claro.
Nosotros nos quedamos en el pueblo llamado Oia que es más pequeño que la capital pero, en mi opinión, es mucho más encantador.
¡Espero que les gusten las fotos que comparto con ustedes!
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Sobre el techo de nuestro hotel con el Mar Egeo en el fondo.
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En el balcón de mi cuarto...¡pellízquenme para saber que no estoy soñando!
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La horrorosa vista desde la ventana de mi cuarto (not!) LOL
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Lara nos sorprendió a Adrián y a mí caminando por Santorini. ¡Adoro esta foto!
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Paseando en la ciudad de Oia en Santorini.
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Vista panorámica de Oia.
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Fue aquí donde cenamos y vimos nuestro primer atardecer en Santorini.
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Con Julián en la Taverna Katina de Amudi.
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Después de cenar en la villa pesquera de Amudi.
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Lara con los colores típicos de las islas griegas.
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Julián saboreando un risotto de setas.
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Sabor de Santorini: camarones con tomates secos, pimientos y aceitunas.
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Desde el restaurante del hotel vemos este apacible panorama.