Como defensora del medio ambiente me preocupa lo que está pasando en una isla al sur de Chile, considerada una joya turística.
Desde el mes de marzo una “marea roja” viene acabando con la vida marina de la zona al punto que el gobierno chileno ha tenido que imponer restricciones en la pesca. Eso ha llevado a que los pescadores se lancen a protestar enérgicamente.
La marea roja es un fenómeno natural provocado por el incremento numérico de microalgas en el agua, las cuales producen toxinas que envenenan a peces, mariscos y mamíferos. Estas también ponen en peligro la salud de las personas que los consumen.
Se teme que esta marea, la más grande en la historia del país y la que más tiempo ha durado, termine por extenderse al norte. Sólo hay que ver las imágenes de muerte sobre el área para entender la dimensión de la tragedia.
El Gobierno anunció la creación de un comité de científicos independientes para investigar el origen de este episodio inusual. Entre las posibles causas estaría el aumento de la temperatura del agua a causa del calentamiento global y de El Niño. Sin embargo, los pescadores están convencidos de que las empresas salmoneras son las culpables porque según ellos, durante décadas han contaminado el mar.
Detrás de todas las hipótesis está la mano irresponsable del hombre, que ha provocado el calentamiento global y que contamina irresponsablemente. La humanidad ha llevando a que un fenómeno natural se salga peligrosamente de control.