Nadie diría que una tortuga es un animal especialmente sociable, ¿no? Al fin y al cabo, son autosuficientes y cuando se aburren del mundo se meten literalmente en su caparazón. Pero aquí tenemos a una muy especial. Tanto como su mejor amigo, que es ¡un perro! y además algo perezoso, pues le encanta ir por la vida subido en el caparazón de su amiga.
Allí puede pasarse hasta cinco minutos, sin ninguna gana de bajarse mientras ella camina o come. Y la gente se queda asombrada al verlos: perro y tortuga, ¡la extraña pareja!