Los ecuatorianos tienen en sus manos la responsabilidad de cuidar de este archipiélago llamado Galápagos, que es realmente un patrimonio de la humanidad. ¡La buena noticia es que están haciendo un buen trabajo!
Este hecho lo pude comprobar cuando fui junto a los guardabosques del Parque Nacional Galápagos a la isla Seymour, donde todos los animales son protegidos, y sobre todo, respetados.
En Seymour hay una biodiversidad increíble, pero lo que más llama la atención son las aves. Llegamos justo en la época de apareamiento para ser testigos de la danza del amor de los Picheros de Pata Azul. Durante el ritual, el macho abre sus alas y su cola para llamar la atención de la hembra y luego alza sus patas, como si estuviera marchando, para mostrarle su brillante color azul – símbolo de virilidad.
También vimos a muchas fragatas en medio de su cortejo. En esa especie, el macho infla uns especie de globo rojo que tiene bajo el pico para conquistar a la hembra, y comienza a revolotear sus alas. La hembra escoge al que cuenta con el globo más grande y brillante por considerarlo más fuerte y apto para ayudarla a criar a sus pichones.
También vimos a las iguanas amarillas de la isla, que adoran comer cactuses, y presenciamos cómo los guardabosques les hacen un chequeo de salud.
¡Vimos tantas maravillas!
Lo que más me llamó la atención es cómo tantas especies conviven juntas en armonía, en un mismo espacio. Tenemos tanto que aprender de la Naturaleza…