Siempre he amado y odiado escribir al mismo tiempo. Como me encanta narrar una buena historia, muchas ideas y pensamientos me vienen de golpe y siento como que me atropellan para salir a la vez. Es como si las ideas se tropezaran por salir a través de un embudo. Esa es la parte que no me gusta pues me causa angustia.
Pero planeo seguir escribiendo porque llevo varios libros dentro de mí, y en el futuro me gustaría escribir una novela. Después de escribir tres libros, el de “El Secreto Selena” que fue basado en una investigación periodística, “El Bastón Mágico” que fue un cuento para niños y el más reciente “Vive Tu Vida Al Rojo Vivo” que fue autobiográfico, me gustaría escribir ficción.
Desde pequeñita me encantaba poner mis pensamientos por escrito y siempre decía que algún día escribiría una novela sobre un club que se llamaría “Miembros por una noche”. ¡No tenía la idea clara, pero ya sabia el título!
También tenía una libreta donde escribía poemas. Hace poco la encontré y me quedé sorprendida porque a estas alturas, considero que eran buenos poemas.
Una antepasada mía se convirtió en un reconocido “escritor” durante el siglo pasado. Si, como lo leen: escritor. En su época no se veía bien que una mujer escribiera libros ni reportajes, ni cosa que se le pareciera. Entonces ella escribía bajo un seudónimo masculino para que su trabajo fuese aceptado. Por suerte, los tiempos han cambiado, pero el caso es que lo de escribir lo llevo en la sangre.
También tengo una tía, María Teresa “Chiqui” Arrarás de Colón quien ha escrito varios exitosos cuentos para niños.
Mi consejo para quienes quieren dedicarse a escribir es que tomen un curso de lógica y otro para escribir libros, pues ambos ayudan a organizar bosquejos y a poner los pensamientos en orden. También es bueno apuntar todo lo que se nos viene a la mente pues con frecuencia, sólo viene una vez. Tener una libreta al lado de la cama es buena idea porque con frecuencia – por lo menos en mi caso – ¡la musa llega en medio de la noche!