Al día de hoy, mi primer esposo es uno de mis mejores amigos porque me quiso sin egoísmo y me ayudó a crecer como persona y como profesional. ¡Me dio alas para encontrarme!
Cuando nos casamos, yo tenía 24 años y él tenía 40. Yo era una chica muy inocente y él tenía mucha experiencia de vida. Entonces me apoyó en todo: me ayudó a establecer mi crédito financiero para que el día que él faltara no tuviese problemas. Me apoyó en mi carrera. Cuando se me presentó la posibilidad de crecer profesionalmente con una excelente oportunidad de trabajo en Estados Unidos, me dijo que la aceptara y que él viajaría a verme todos los fines de semana, y que si me iba bien, él eventualmente mudaría su negocio. Fue siempre incondicional y cuando alguien es así contigo, en la capacidad que sea, te queda un sentimiento profundo, bonito, para toda la vida… aunque la relación romántica deje de existir.
Alguna vez escuché que siempre recordamos a quienes hemos querido no por lo que nos dijeron, sino por la manera en que nos hicieron sentir… y es muy cierto.