La Isla Capri es famosa por sus espectaculares paisajes, lujosos hoteles y restaurantes.
Si lo tuyo es pasear en bote por la isla y nadar o bucear, hay una variedad de botes para alquilar que te llevan por bahías y cavernas ocultas.
Las grutas son cuevitas en las que el sol se cuela por debajo de las piedras e ilumina el agua.
En Capri no hay playas de arena como en el Caribe. Es pura roca pero también tiene su encanto y el color del Mediterráneo es precioso.
La Gruta Azul (Grotta Azzurra) es una notable cueva marina de la costa de la Isla de Capri.
La gruta debe su nombre al color de sus aguas y tiene una profundidad entre 15 y 20 metros, algo que hay que ver. Tiene una apertura parcialmente sumergida en el mar, como en muchas otras grutas que existen alrededor de la isla.
Los emperadores romanos que descansaban en chalets en la Isla de Capri, al parecer usaban la Gruta Azul como baño privado. La leyenda cuenta que la gruta fue popularizada por el artista polaco Klopisch después de que un pescador local le mostrara el sitio en 1826. Posteriormente ha generado una atracción turística, con visitas en barca al interior de la misma.
Dependiendo de la corriente y de la altura del oleaje que golpee la entrada de la gruta, los guías pedirán a los pasajeros que se tumben mientras la barca entra en la gruta con una cadena permanente adjunta a la entrada de la cueva. Los guías también muestran el eco y la sonoridad de la gruta natural.
En el interior de la gruta, el mar parece estar iluminado por debajo del agua. Se trata de un magnífico color azul, de ahí su nombre. Esto se debe a otra apertura en la gruta, completamente sumergida y situada en la parte inferior de piedra caliza. Permite la entrada de la luz del sol iluminando el agua desde abajo. La calidad y la naturaleza del color está determinada por las condiciones de iluminación particular.
Los pasajes subterráneos que conducen a la gruta están parcialmente cerrados, aunque se cree que una vez estuvieron conectados a las catacumbas de las tumbas romanas en la isla.
Dicen que la gruta azul era usada por emperador Tiberio como su piscina privada.