Lisboa, la capital de Portugal, es una ciudad señorial.
Las calles con adoquines y su arquitectura colonial, con los balcones típicos, y las diferentes plazas, todo eso me acordó mucho al Viejo San Juan. Claro, aquí todo es en mayor escala.
Me encantó que las zonas peatonales están pavimentadas con originales diseños hechos con piedra caliza en blanco y negro. ¡Es todo un arte!
Para los que le gusta ir de compras, los precios en esta capital son mucho más económicos que los de otras ciudades europeas.
Lo mismo aplica a los restaurantes, se come más por menos. Si, porque las porciones son enormes. Tan es así, que el gobierno pidió a los restaurantes servir cantidades más modestas para evitar el desperdicio de comida. Parece que no hicieron mucho caso…¡porque cada plato da por lo menos para dos personas!
Espero les haya gustado este álbum que hice con cariño para ustedes.