Mis Viajes/July 14, 2015

La catedral de Notre Dame: Encanto y leyendas

Gran parte del encanto de París se debe a una de sus más preciadas joyas arquitectónicas: la catedral de Notre Dame (que significa “nuestra señora” en Español).

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Compuesta por dos torres de 69 metros y un círculo central llamado rosa, es un deleite para los amantes de la historia y la arquitectura, pues encierra estilos y momentos de épocas que atravesaron su construcción.

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Su primera piedra se colocó en 1163, pero se le aplicaron expansiones hasta el siglo XIV e incluso tuvo modificaciones en los siglos XVII y XVIII.

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Pero aunque su riqueza histórica, arquitectónica y religiosa, le confieren gran prestigio, Notre Dame goza de una característica especial que la ha hecho famosa: ser centro de leyendas mitológicas.

Una de ellas, que incluso inspiró la realización de una película de Disney, es la que habla de la existencia del Jorobado de Notre Dame, un ser deforme con un corazón noble, y que debido a su fealdad vivía encerrado en el campanario de la Iglesia. Esta leyenda nació con la clásica novela de Víctor Hugo, y se difundió tanto que se produjeron películas, novelas y cuentos infantiles.

Una autobiografía manuscrita del escultor británico Henry Sibson y en poder de la galería inglesa Tate, alude a la existencia de un escultor jorobado que trabajaba para el gobierno en la época de las primeras remodelaciones. Se sabe que Víctor Hugo vivió en aquellos años en el mismo distrito en el que trabajaban los escultores y se cree que el autor se inspiró en este obrero jorobado para crear al Quasimodo de su famosa obra.

Además de la historia de Víctor Hugo y el abominable Quasimodo, existe la fascinación universal por las gárgolas de piedra que coronan el majestuoso templo como espeluznantes vigilantes. Figuras misteriosas que representan una fusión entre hombres, animales, monstruos o demonios, las gárgolas se utilizaron en la Edad Media como desagües y sumideros a través de los cuales se expulsaba el agua de la lluvia.

Sobre su origen existe una leyenda famosa en París y es la que cuenta sobre un dragón llamado La Gargouille. Una criatura de cuello largo y potentes mandíbulas, que vivía en una cueva próxima al Río Sena. La Gargouille se tragaba todo y escupía tanta agua que ocasionaba miles de inundaciones. Un sacerdote logró quemarlo en la hoguera, pero su boca y su cuello, se resistieron a arder, así que los montaron sobre el ayuntamiento. Esta curiosa leyenda, viene a explicar el origen de la palabra gárgola, pues su uso fue el de desaguar las aguas de las cornisas de las iglesias y catedrales.

Los turistas en París también han escuchado la leyenda que relata que la noche en que quemaron a Juana de Arco en la hoguera, las gárgolas despertaron de su sueño de años y arrasaron la ciudad por la noche. Dice la leyenda que estos monstruos alados y cornudos contemplaron desde lo alto la muerte de una inocente, y por ello, decidieron vengarla. Al amanecer, París se levantó con cientos de cadáveres dispersos por las calles.

El misterio de sus leyendas ha hecho de Notre Dame un destino predilecto para quienes no le temen a escuchar las voces que susurran, entre viejas paredes que ha embellecido el tiempo.

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