Después de toda una vida cuidando a nuestros hijos, tarde o temprano llega el momento de dejarlos ir, de que alcen vuelo.
Esa etapa tan difícil de aceptar la estamos viviendo tanto mi querida Rashel Díaz como yo. Su hijo Juan Daniel como mi hijo Julián se gradúan de secundaria y en el otoño se van a cursar estudios universitarios.
Estamos sufriendo lo que se conoce como el “empty nest syndrome” – o síndrome del nido vacío – ¡y los hijos ni siquiera se han ido!
Es que cuando un hijo se va para la universidad, se despiertan emociones y sentimientos que lo sorprenden a uno como madre…porque por un lado una desea que se vayan a vivir nuevas experiencias, que maduren y se independizen, pero por otro lado se despierta la mamá gallina que no quiere que se tropiecen, que sufran ni que cometan errores.
Pero bueno, es la ley de vida y nos toca confiar en que todo lo que les hemos enseñado en esta primera etapa de sus vidas les servirá de escudo para protegerlos del mundo.
Por cierto, ¿cómo piensan manejarlo ustedes cuando llegue ese momento? ¿Y cómo han sobrevivido las que ya lo pasaron? ¡Consejos por favor!