Mucho se está hablando sobre la neumonía que contrajo Hillary Clinton durante su incansable campaña presidencial y el hecho de no haberlo revelado públicamente. Ciertamente, las mujeres estamos acostumbradas a cumplir con nuestras responsabilidades y metas, aún cuando estamos enfermas sin quejarnos ni anunciarlo a los cuatro vientos – pero ese es otro tema.
Pocos recuerdan que esta no es la primera vez que un candidato presidencial mantiene en privado una condición médica.
El carismático John F. Kennedy, quien era joven y se veía tan saludable, en realidad padeció de un sinnúmero de problemas de salud a través de su vida. Hoy se sabe que siempre padeció de la enfermedad de Addison, una condición que evita que las glándulas segreguen suficientes hormonas. Hubo que hospitalizarlo en más de 36 ocasiones y le dieron la extremaunción 3 veces.
Sus rivales políticos trataron de sacar ventaja de ello. La campaña de Lyndon Johnson trató de convencer a la prensa de que Kennedy sufría de la enfermedad de Addison, pero en ese entonces no se pudo comprobar categóricamente. Se habló de que asociados a su otro rival Richard Nixon entraron ilegalmente a la oficina del médico endocrinólogo de Kennedy para robarse sus archivos médicos, pero eso tampoco se confirmó.
Durante todo ese proceso, la campaña de Kennedy negó que él estuviese enfermo. Incluso, sus allegados continuaron negándolo aún cuando fue electo presidente y no fue sino hasta después de su muerte que se supo cuán grave era su condición.
Otro candidato con problemas médicos fue Franklin D. Roosevelt. Él fue diagnosticado con polio y eventualmente terminó paralizado de la cintura para abajo. Pero sus allegados siempre trataron de evitar que fuese fotografiado en silla de ruedas. Eso se entiende. Lo que estuvo mal fue que durante su cuarta campaña para la reelección en 1944, Roosevelt estaba gravemente enfermo, en peligro de muerte y eso lo escondieron. El murió un año después, siendo presidente, de una hemorragia cerebral masiva.
En conclusión, los candidatos con frecuencia no revelan problemas de salud, ya sea una pulmonía como en el caso de Hillary Clinton o una condición más severa como la de Kennedy. Es cuestión de imagen y de no querer desviar la atención de los temas que son más relevantes en la campaña.