Hay muchas cosas a las que las mamás les tememos y una es a que llegue el día en que nuestro hijos puedan obtener la licencia de conducir. Como mamá de tres adolescentes, eso significa pánico por partida triple.
Así que para asegurarme de que los míos se conviertan en conductores seguros, me estoy dando a la tarea de supervisarlos personalmente durante el periodo de aprendizaje. Es la mejor forma de evitar que aprendan malos hábitos.
Aquí algunos consejos para manejar el reto:
-Procura que se acostumbre a revisar que todos sus espejos estén colocados de manera que tenga la mejor visibilidad posible de acuerdo a su tamaño;
-Piensa que el volante es un reloj – las manos siempre deben estar colocadas a las 3 y a las 9 (no a las 10 y a las 2). Se ha comprobado que es la mejor forma de mantener el control del volante.
-Procura que tu estudiante no se distraiga. Eso quiere decir que el celular debe estar fuera de su alcance y que no debe estar escuchando música (fue lo primero que le dije a Lara cuando la vi con el celular en la mano) Los sonidos de la calle son importantes, y estar alerta es crucial.
-Nadie aprende con regaños. Ten paciencia. Si criticas y críticas sólo vas a cohibir a tu estudiante y el nerviosismo puede provocar que sufra un accidente. Corrígelo con firmeza, pero con dulzura. ¡Y no dejes de alabarlo cuando haga algo bien!
Recuerda que si aprende bien de ti, te sentirás más tranquila y cuando escuches el sonido de las llaves del auto, no sufrirás un ataque de nervios.